Era el año de 1997, cuando Lidia y Gastón, emprendieron la aventura de seguir su corazón y vivir en la Patagonia Argentina. Llegaron a Villa Meliquina, descubriendo un paisaje increíble rodeado de montañas y lagos, alejado de otras poblaciones y con un número muy reducido de habitantes. Vieron en este pequeño lugar el espacio ideal para construir su futuro.
Soñaban con tener una vida amigable con el medio ambiente, con alimentación orgánica y respetando la plenitud de la naturaleza. Y así lo hicieron. Estos jóvenes fueron pioneros en construir y trabajar en la villa. Solamente con mochila al hombro llegaron a instalarse en Meliquina. El reto, iniciar desde cero, sin dinero, sin vivienda, sin trabajo, solo con la ilusión de comenzar a desarrollar allí su sueño.